El porqué de la misión iniciada del Liceo de la Tauromaquia

El Toreo, un proyecto vital, es demasiado extenso como para describir sus hitos que le acreditan en unos cuantos renglones. Su percepción como género cultural, estaría condensada en la doctrinal frase del célebre escritor estadounidense Ernest Hemingway:

“Es el único arte donde su autor está en peligro de muerte y su grado de perfección técnica depende en gran medida de su honor”
Entonces, ¿que expectación aguarda hoy a la Corrida si honor, peligro de muerte y Arte representan para muchos tres conceptos tan distantes como inmiscibles?

– Aguardará, siempre, la única coreografía posible, la del Valor hecho Arte de la lidia cuya emoción in crescendo, paso a paso improvisada, los une en una sola lección para quienes espontáneamente quieran inspirarse y para quienes al menos deseen sentir, conocer o entender, el impactante y luego apasionado “Mundo de los toros”.

Pero, si de este planeta pasamos por tanta manifestación artística y literaria, por tanta Tauromaquia rescatada, naciente y en espera, al Universo de los toros es que estamos de lleno en la Constelación Cultural, en ese espacio celeste ya reservado allá donde Tauro, y allí está, como si se tratara de un quite perenne nuestra loable misión; una menor pero meritoria partícula de la galaxia a la que pertenecemos, la Tauromaquia infinita.

Nuestra disposición como Institución Cultural

El Liceo como primer observatorio “astronómico” de ese Universo ha iniciado – y es esta página ejemplo – su misión: una progresiva ilustración cultural para todos, fiel a su exclusiva dedicación: Difundir el conocimiento de las artes, la literatura y la ciencia como disciplinas derivadas del toreo su fuente de inspiración, y por ello defender el conjunto cultural que representan: la Tauromaquia.

En el más bien escaso tiempo de andadura del Liceo se ha tenido la satisfacción de ver publicados artículos cuyo grado de ilustración por las interesantes temáticas tratadas significan, en opinión generalizada, la aportación de una elevada muestra cultural sin precedentes. Por la fuerza objetiva de esas autorizadas redacciones se arrincona, con razón, la pretensión vehemente de que el toreo significa violencia. Porque, esa muestra emergente y culta aludida tan polifacética que continuará, constituye la realidad de una asequible invitación al conocimiento, a la Tauromaquia de siglos cuyos orígenes mitológicos se pierden en la noche de los tiempos.

“Para comprender es necesario conocer”

Por tanto, es lógico afirmar como axioma pedagógico en línea con el sentido de esta Institución lo que es una obviedad, más se sabe, mejor se comprende. Está en el blasón de la Tauromaquia. Significa el deber de aceptar, de buen grado, que para la compresión de las artes, de las Bellas Artes entre las que se encuentra la Tauromaquia es el único camino el de la ilustración. El Liceo obligado a ir por esta senda, no hace sino recoger para ofrecer como enseñanza o ilustración, todo un arsenal literario, musical, pictórico, de escultura, e incluso científico.

Fiel a esta misión, más personas de acreditados conocimientos nos ofrecerán temas seguramente inéditos de las Bellas Artes o de la Ciencia íntimamente relacionados con la Tauromaquia. Y como reconocimiento el Cuadro de Honor del Liceo presentará a lo largo de su curso a celebridades históricas cuyas relaciones afectivas con la Tauromaquia han sido trascendentes para la Cultura. Pero también figuran y van a figurar en él, como justo reconocimiento, quienes se hacen acreedores de esta distinción al ser custodios de un bien cultural en un momento en el que cabe suponer para el conjunto artístico del Universo de la Tauromaquia, para la Tauromaquia infinita, abandono, un maltrato en cierto modo comparable ideológicamente, a las destrucciones de Palmira, Nimrud y Bosra o a la de los Budas en Afganistán, por quienes en el menor de los casos la desconocen.

La base de actuación de Liceo es firme y justa. Por ella va a mantener su línea de ensayo, análisis e investigación a favor de la preservación de la Tauromaquia como Cultura.

Hoy se puede afirmar demostratívamente como determinante sociológico – existe una tesis doctoral en curso – que a mayor conocimiento de la Tauromaquia mayor afección y no al contrario. Este aserto para comprender la cuestión cultural taurina es por su lógica como prueba y concepto definitivo.

El escollo que supone el desconocimiento de la Tauromaquia hace imperativa nuestra obligación con el mandato lorquiano (1).

En nuestras manos está la preservación de la realidad del hecho sociológico, de la Tauromaquia, que se sostiene por el cúmulo de rasgos historiográficos, étnicos e incluso científicos (2), por tanto culturales.

Enhorabuena apreciados simpatizantes y lectores por ayudar al proyecto cultural pendiente. A pesar de la advertencia lorquiana.

R. de Lara

 

(1) Federico García Lorca en el periódico el Sol de Granada: «El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo»

(2) Hoy se puede demostrar como dato biológico, bioquímico, que la raza brava, el toro de lidia, durante la corrida, es inmune al dolor. Solo como opinión especialmente subjetiva se contradice la evidencia que se representa en el Tercio de varas como prueba (indolora) de la condición de bravura