¿Puede imaginarse una divinidad próxima a Astarté?
La Mitología no tiene una época como tampoco una sola patria. Las Mitologías han nacido alternadas en diferentes épocas y en diferentes lugares motivadas por parecidos deseos o sentimientos. También con parecidas formas han constituido un espiritual conjunto elevado y poderoso cuya intencionalidad más general fue la siempre deseada supervivencia, ese hito primordial de la Biología que alcanzaría al cuerpo en la tierra o, extra muros, al alma en el más allá. La Mitología ha servido para la curación o al menos ha servido de esperanza y de ayuda en los pueblos que la idealizaron. El politeísmo primitivo, el mitológico, se encargaría, dios a dios, de regir el destino de los hombres, la abundancia en las cosechas o de las lluvias, la protección ante las tempestades o las guerras y los trabajos.
De oriente a occidente en el legado que ha dejado la Mitología se han relacionado o unido graciosa o deductivamente a dioses y héroes como si pertenecieran a familias, las más distinguidas. La razón que vincula tan singular parentesco en cualquier caso no es otra que la intencionalidad o los augurios proclamados para lo cual, se han tejidos como leyenda sus formas de carácter y sus convivencias de proximidad.
Mitología táurica
Al grupo relacionado con el todo poderoso toro sacramental, a veces endiosado, – tan reforzada sus presencias por las huellas arqueológicas (taurobólicas) -, pertenece la pléyade de divinidades que las han ido dejando y que ahora sirven para la interpretación antropológica, etnográfica o historiográfica de sus particulares o genésicas facultades.
Como testigo la Corrida
Incontestablemente es la Corrida de Toros reliquia testifical para esas interpretaciones regidas nada menos que por la imploración de poder y como si, por su actualidad, de un principal pero ignorado hallazgo (argumental) se tratara.
Por la inspiración que sobre la cultura mediterránea ha ejercido la Mitología, parece obligado describir algunos episodios legendarios relacionados con ella.
Los antecedentes mitológicos de la Tauromaquia más directos proceden de la antigua cultura helena. A la Mitología griega pertenece la leyenda del rey de Minos, las personalidades de Pasifae, Dédalo, Teseo y el Minotauro que darían lugar por el protagonismo del toro a una primera mítica pre-taurina.
Alrededor del toro como animal representativo de poder y de su trasmisión había surgido como se dice, una amplia temática mitológica precedente y adyacente a la Tauromaquia. Son numerosas las leyendas donde interviene el toro como: Los ocho trabajos de Heracles, La limpieza del establo del gigante Augias, El robo de Hércules a Gerón, la leyenda de Minos y desde luego el Mito de Mitra. Por cierto que el torero norteamericano John Fulton, músico y escultor, el personaje culto, también el original pintor hemocromático*, como conclusión a su búsqueda de los orígenes de la Tauromaquia (de su antropología) defendía que ésta arrancaba precisamente de la adoración del dios Mitra*. Una religión mistérica, la mitraica, sectaria, que se difundió por todo el Mediterráneo y cuya liturgia incluía la muerte del toro (tauróctono) que al derramar su sangre sobre la tierra creaba la vida. Como estudioso de la Tauromaquia John Fulton dedujo de sus indagaciones que el antiguo coso de Mérida estaba construido sobre un altar en el que precisamente se adoraba a este dios iranio.
* De hemos: sangre y cromos: color, la pintura de alguno de sus cuadros.
* Recientemente ha sido publicado un estudio sobre este vestigio (una “ermita” para la comunidad sectaria, de las prácticas mistéricas) dedicado al dios iranio. “Fuentes para el estudio del mitraismo” de Israel Campos Méndez.
La conexión de las culturas ribereñas del Mediterráneo desde nuestra latitud hasta el próximo Oriente ha sido la causa, en las diferentes creencias religiosas, de los intercambios entre los designios de unas y otras divinidades táuricas. Del dios-toro Min en Egipto, a Pasifae, Europa o Arthemis tauropolos, las leyendas en torno a la sacralidad y poder del toro se han sucedido desde el escenario minoico hasta el episodio bíblico del Becerro de Oro. Y, como forma de sincretismo taurológico, el dios Haddad: cuernos en la cabeza y espada al cinto, su representación en el bajo relieve de basalto hallado en Betsaida*… un segundo Minotauro. Y otras veces una deidad de protección multifacética muy diferentemente representada, también como protectora de campos y ganados.
¿Una divinidad próxima a Astarté?
Tauresee, la diosa-musa de la Tauromaquia
En la franja mediterránea para ese amplio escenario del paralelo geográfico ha surgido una nueva divinidad: Tauresée, la diosa-musa que definitivamente inspiraría la Tauromaquia de la Corrida y con ella su radiación emotiva sobre las Bellas Artes.
Sus representaciones
Tauresée como figura femenina viene a personalizar la agilidad leve frente al poder, a veces grave, encarnado en uno u otro toro de la manada. Y es por esto por lo que por sus figuraciones se intuyen los episodios coreográficos de la lidia: Las formas en sus presentaciones tendrían un definido significado: la insinuación con su manto de los pases del toreo.
- Puede verse en el Museo Arqueológico de Jerusalén
UNA PRIMERA REPRESENTACIÓN: En el lago de Tauresée

AUTOR: Rafael de Lara
Es un conjunto escultórico: “El lago de Tauresee”. En el centro y sobre las aguas de un lago, Tauresée aparece altiva sobre un pedestal para traer a tres toros. Tres cabezas emergen sobre el agua en dirección a su encuentro y es el velo de la diosa desplegado el que dirigiría sus trayectorias. En una arcada el otro mensaje, el de la inspiración que genera la Tauromaquia. representado sencillamente por las palabras, Literatura, Música, Pintura y Escultura
Sobre el suelo, en un lado un altar primordial (taurobólico) *, en el otro, el signo de la conexión con la divinidad solar. **
* simulación del hallazgo arqueológico en Coria del Rio (Sevilla)
**Por existir en la época según L. Malten un dios – toro de conexión solar. (La via Asterios-Minotauro).
RESUMEN

Autor del libro Tratado TAUROGNOSIA.
La afición por los toros de Rafael de Lara data de 1953.
Con unos diez años, en el Colegio de los Salesianos de Córdoba, fui compañero de José Maria Montilla el futuro diestro cordobés a quien dedico un espacio biográfico en este libro. Gracias al Maestro y amigo, he disfrutado de la tauromaquia, su honda tradición, de su emotiva belleza se diría de una manera familiar viviendo de cerca sus singulares episodios…
El Dr. de Lara, en paralelo a su afición taurina emprendió su carrera hacia la Universidad de la que fue profesor en Granada. Se doctoró en farmacia cursando además por su vocación intelectual otras diplomaturas que incluso continua en la actualidad con un nuevo doctorado en Ciencias Sociales. En el terreno de la Taurología colaboró en los artículos de la edición de Tauromaquias Integradas de Argumentos de la Tauromaquia. Es autor del libro “La Profesión de Torero. Los Motivos de la Tauromaquia”. Su faceta como investigador es bien conocida no solo en el terreno de las Ciencias, también en el de la propia Tauromaquia.
A él es se deben las creaciones que representa el programa “Tauromatica” como perfeccionamiento de los nuevos útiles para el toreo dotados todos ellos por su racionalidad de la mayor funcionalidad.
Según el autor… “TAUROGNOSIA, como tratado es, sin duda, el resultado de mi afición, de mi preocupación por el futuro de la Fiesta y como no de la importancia de implementar con algunas aportaciones de su contenido, la formación de los jóvenes promesas en las Escuela Taurinas. También de contribuir a la radiación social de la Fiesta y, de reducir ciertas formas enquistadas. Edmund Burke, un gran filósofo británico definió mis propósitos a través de su obra: cuando expresó “Tenemos que conservar en cada generación, lo que es válido y deshacernos de lo que impide su desarrollo futuro”…
Porque como él dice, “La tradición no impide la evolución lógica de la Tauromaquia.”
Esta obra científico – literaria, un auténtico tratado, invita al debate y al entendimiento racional superando tópicos trasnochados, la “disneylandización” de los animales de Ataque y las visiones miopes que tanto preocupan al autor y nos permite examinar con objetividad tanto el pasado como el presente y mirar hacia el futuro de un rito inigualable, de un hecho antropológico dentro de la realidad del contexto actual.
Enrique Martín Arranz
Apoderado, empresario y fundador de la Primera Escuela Taurina Moderna (1976)
Gracias por la presente comunicación y aporte invaluable a la historia.