“Cualquiera que sea el género de estudio al que se quiera aplicar uno, escoge al preceptor más dotado…la agricultura, próxima y consanguínea con la sabiduría está tan falta de discípulos como de maestros”
Lucio Junio Moderato Columela
El siglo XVII y el de la Ilustración o de Las Luces para el florecimiento de las Humanidades, para la Cultura, fueron excepcionales.
Sin embargo, el desinterés, la falta de ilustración invocada en el prefacio de la obra De res rustica, justifican el porqué de la gran aportación, en la España romanizada, del pensador gaditano conocedor de la importancia que la racionalidad significa para la práctica de la agricultura que él mismo explicaba.
Su queja sobre una deficiente ilustración ha sido premonición para ulteriores etapas de nuestra historia en las que el cultivo – su derivada es la cultura – se abandona sin razón a una especie de barbecho, para cualquier Arte.
Sí, la historia una vez más se repite: De nuevo hoy la advertencia del gran poeta de Fuente Vaqueros sobre la “no enseñanza de la Tauromaquia” sería, pasados los siglos, siguiente recordatorio para una situación parecida. Coincide además de la dejación pedagógica, la identidad que supone la proximidad entre uno y otro tema pues no debe olvidarse que la Cultura del ager, la Agricultura de la cita de Columela, incluye a la Tauromaquia como parte del campo, “res rustica”, en su bucólico paisaje. Y da como mayor credibilidad, para ambas aleccionadoras advertencias, el hecho de que los dos escritores, los ilustres literatos Lucio y Federico fueran oriundos de provincias de la Bética.
Se espera, es obligado por tanto, reproducir como segundo término de la identidad de juicio o como cita paralela, la del célebre poeta andaluz que sensible a la tauromaquia, no pudo menos que versar, para admiración de la humanidad, la elegía al torero Ignacio Sánchez Mejías. Pero antes Lorca había dicho:
«El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo» (*1)
Acentuado paralelismo expresivo de ambos vates porque en la Naturaleza, el libro abierto para la Cultura, Agricultura y Tauromaquia son parcelas lindantes de un mismo campo para el que reza una moral tradicional severa, de austeras y antiguas costumbres donde es incierta la sucesión de acontecimientos de abundancia o escasez, de suerte o desgracia. Porque en el toreo ejemplarmente, como en la propia tierra, se cumple matizada, románticamente, la sentencia de Romain Rollan:
“la vida es una serie de muertes y resurrecciones”
La genuina y alcanzable estética de la Corrida
Como monumental creación, la tauromaquia de la Corrida se asienta en dos columnas amalgamadas, la del Valor y la del Arte, la espartana recia y la salomónica finamente labrada. Como creación musical la tauromaquia de la Corrida ha de ser armónica coreografía; como creación pictórica han de ser los juegos de luces y colores sus destellos únicos y como poesía la lidia, en la cadencia de sus pases, ha de ser elocuente rima… Y su filosofía mantenida como preclara lección a la adversidad.
La ópera inacabada por empobrecida, la No Corrida
Sin embargo, hoy tantos armónicos no suenan bien demasiadas veces. El juicio benéfico sobre la Corrida, generadora de un ingente patrimonio artístico, loada por tantas celebridades universales no siempre se produce. Con demasiada frecuencia es la falta de preparación, de adecuada pedagogía, el motivo de la desilusión. De la misma manera se desvirtuaría la más bella melodía si la orquesta carece de la dirección y la afinación, de los ensayos que se merece. Pues siempre, siempre es a los artistas jóvenes a los que hay que ayudar, los jóvenes en el conservatorio o los jóvenes toreros, porque son los únicos que sostienen – el entusiasmo como impulso – vivo el sentimiento artístico.
El mundo cultural debe saber de ese larvado abandono causa de la «No Corrida» y por él de pérdida y desafección.
Columela primero y Lorca después habían avisado.
(*1) Cita frecuentemente repetida, mandato de este Liceo
Autor del libro Tratado TAUROGNOSIA.
La afición por los toros de Rafael de Lara data de 1953.
Con unos diez años, en el Colegio de los Salesianos de Córdoba, fui compañero de José Maria Montilla el futuro diestro cordobés a quien dedico un espacio biográfico en este libro. Gracias al Maestro y amigo, he disfrutado de la tauromaquia, su honda tradición, de su emotiva belleza se diría de una manera familiar viviendo de cerca sus singulares episodios…
El Dr. de Lara, en paralelo a su afición taurina emprendió su carrera hacia la Universidad de la que fue profesor en Granada. Se doctoró en farmacia cursando además por su vocación intelectual otras diplomaturas que incluso continua en la actualidad con un nuevo doctorado en Ciencias Sociales. En el terreno de la Taurología colaboró en los artículos de la edición de Tauromaquias Integradas de Argumentos de la Tauromaquia. Es autor del libro “La Profesión de Torero. Los Motivos de la Tauromaquia”. Su faceta como investigador es bien conocida no solo en el terreno de las Ciencias, también en el de la propia Tauromaquia.
A él es se deben las creaciones que representa el programa “Tauromatica” como perfeccionamiento de los nuevos útiles para el toreo dotados todos ellos por su racionalidad de la mayor funcionalidad.
Según el autor… “TAUROGNOSIA, como tratado es, sin duda, el resultado de mi afición, de mi preocupación por el futuro de la Fiesta y como no de la importancia de implementar con algunas aportaciones de su contenido, la formación de los jóvenes promesas en las Escuela Taurinas. También de contribuir a la radiación social de la Fiesta y, de reducir ciertas formas enquistadas. Edmund Burke, un gran filósofo británico definió mis propósitos a través de su obra: cuando expresó “Tenemos que conservar en cada generación, lo que es válido y deshacernos de lo que impide su desarrollo futuro”…
Porque como él dice, “La tradición no impide la evolución lógica de la Tauromaquia.”
Esta obra científico – literaria, un auténtico tratado, invita al debate y al entendimiento racional superando tópicos trasnochados, la “disneylandización” de los animales de Ataque y las visiones miopes que tanto preocupan al autor y nos permite examinar con objetividad tanto el pasado como el presente y mirar hacia el futuro de un rito inigualable, de un hecho antropológico dentro de la realidad del contexto actual.
Enrique Martín Arranz
Apoderado, empresario y fundador de la Primera Escuela Taurina Moderna (1976)