La Bravura es una característica, cualidad o condición del toro de lidia que permite torearle. Si el toro no fuese bravo no se podría torear y no habría Toreo, o Fiesta de toros. Gracias pues a la Bravura existe la Fiesta de los toros. Ortega y Gasset decía que, «el toro es un profesional de la bravura».
Y la Bravura es un concepto difícil de definir, hasta el punto de que don Juan Ignacio Pérez Tabernero, representante de la ganadería salmantina, Montalvo, dijo en entrevista concedida a la revista Aplausos del día 9-01-2017 (nº 2050), que «hay tantas definiciones de bravura como ganaderos. Todos sabemos lo que queremos (un toro bravo) pero no todos coincidimos en la definición».
Ahora bien, queremos dejar muy claro que si nosotros no somos capaces de definir un concepto es porque no lo comprendemos bien, por tanto, si todavía tenemos dificultades para definir la bravura es que no la comprendemos del todo.
Por otra parte, en el toreo o mundo del toreo, se utilizan muchas palabras, a veces, con significados diferentes según quien las utilice, y también es frecuente que se empleen varias palabras para significar el mismo termino o concepto, porque muchas de esas palabras o conceptos se han ido trasmitiendo de forma oral, con el riesgo que ello conlleva de que se introduzcan errores y modificaciones no bien fundamentadas.
Por ejemplo, es frecuente que profesionales del mundo del toro empleen las palabras Raza, Casta, Fiereza, Bravura con significados diferentes según el momento. Todo ello lleva a gran confusión. Nosotros después de hablar con muchos profesionales, de leer todo lo que ha caído en nuestras manos vamos a intentar clarificar, en lo posible, el concepto bravura.
Definición del concepto Bravura
Sobre este tema han hablado y escrito diversos autores, especialmente el veterinario don Cesáreo Sanz Egaña (Madrid 1885-1959), y más recientemente don Juan Pedro Domecq y Díez (más que escribir, habló), don Álvaro Domecq y Díez (Jerez de la Frontera 1917-2005) que escribió un gran capítulo sobre «Cría y selección del ganado de lidia», en el Cossío Tomo XI) donde revisa ampliamente el concepto bravura, don Juan Pedro Domecq Solís (Sevilla , 1942-Higuera de la Sierra 2011), especialmente en su libro «Del Toro a la bravura», y don Jorge Ramón Sarasa Juanto ( Pamplona 1936-2008), sociólogo navarro que presentó una gran ponencia al VIII Congreso de Criadores de toros de Lidia, celebrado en Aguascalientes (Méjico) los días 31-X al 4-XI de 2007).
Algunas de las definiciones de Bravura que se han publicado son:
A) «Bravura es la capacidad de luchar hasta la muerte, por tanto, a lo largo de toda la lidia» (don Juan Pedro Domecq y Díez en entrevista publicada en la revista el Ruedo nº 746, año 1958). Por tanto, para valorarla y calificar al toro debe tenerse en cuenta su lidia en todos los tercios. Ello dio lugar al nacimiento del concepto «Bravura integral», que más tarde acuñaría don Juan Pedro Domecq Solís (página 148 de su libro), es decir, durante toda la lidia y no solo en el tercio de varas como solía hacerse antiguamente.
B) «La Bravura es una misteriosa cólera que poseen solo los toros bravos de morir sin ceder y atacando. Debe aceptar la lucha y entregarse a ella sin vacilación, sin extraños. Es una fuerza ciega y sin el más mínimo atisbo de que pudiera ser un retroceso, una debilidad» (Don Álvaro Domecq y Díez).
C) «Un toro bravo es un hermoso y orgullosos animal que ataca siempre, sin el menor resquicio de miedo». «La bravura consiste en ir siempre donde le llaman y se complementa con otros matices»(Don Álvaro Domecq y Díez).
Un toro será tanto más bravo cuanto más embista a todo lo que se mueve en el ruedo delante suya, que es distinto a la embestida en oleadas para huir o defenderse. (D. Álvaro Domecq y Díez).
D) «La bravura es la capacidad de lucha del toro hasta el momento de su muerte; son las ansias de embestir a lo largo de toda la lidia»(Juan Pedro Domecq Solís). Pero en la página 106 de su libro el Sr. Domecq dice exactamente: «Ahora sí que vamos a poder llamar bravura a la acción de acometer, el ansia de combatir sin pensar en otra cosa que el ataque…La acción de acometer se transforma en embestida y la capacidad de atacar se transforma en bravura». Es decir, “que resumidamente define la bravura como la acción de acometer de combatir”.
E) «La bravura es el carácter de un toro para defender en la plaza su estatus, defenderlo embistiendo. Con una cualidad añadida imprescindible, que una vez que se le pueda se entregue». Se entrega, pero no se defiende, sigue atacando (don Ricardo Gallardo, en Aplausos del 15-01-18, nº 2103). Continua don Ricardo diciendo, «el que en vez de bravura tiene genio, en lugar de entregarse protesta o se raja. El bravo no niega una embestida. Luego embestirá con más o menos clase, pero embiste. El bravo de verdad repite y va a más». Completa su exposición añadiendo, «la Casta es lo que da movilidad, lo que pone en marcha a la bravura».
F) «La bravura es la sensación de no sentirse podido nunca»(don Justo Hernández en declaraciones en el diario el Mundo, día 15-03-16). Y en entrevista concedida a Aplausos, don Justo opinaba, a este respecto, y estamos bastante de acuerdo con él, que el «toro no es bravo ni manso, se comporta como bravo o como manso en un determinado momento y circunstancias. Será bravo mientras él quiera o pueda, y cuando siente que no puede más se comportará como manso» (Aplausos del 26-12-16, nº 2048).
G) «La bravura es la acometida, el ataque» y añadía, «la casta es la salsa de la bravura»(don Adolfo Martín, en Aplausos del 21-11-16, nº 2043), opinión que en principio no comprendí, pero ahora creo que lleva toda la razón.
H) Según don Juan Ignacio Pérez Tabernero (Aplausos, 9-01-17, nº 2050), «Bravura es acometer con ritmo y con largura, y además debe humillar»
I) «Es la capacidad de luchar hasta la muerte, con poder, fiereza y nobleza» (don Victorino hijo, en Aplausos del día 14-02-17), y continuaba, «la bravura sin nobleza no es bravura es Fiereza», opinión esta última discutible, a nuestro entender, pues si se analizan las dos afirmaciones hechas por don Victorino hay contradicción entre ellas.

El trabajo presentado por don Jorge Ramón Sarasa en Aguascalientes, se hizo utilizando el método Delphi que consiste en designar un determinado número de personas expertas (en este caso fueron 25 ganaderos) a los que se les envían unas preguntas (en este estudio, ¿qué es la bravura?, ¿qué es la casta?, ¿qué es la raza?, ¿la bravura es un instinto defensivo u ofensivo?, etc.) que contestan anónimamente y devuelven las respuestas para que todos las lean y modifiquen su respuesta si lo creen conveniente, y así sucesivamente. En este estudio solo se enviaron dos veces. Las respuestas obtenidas fueron la siguientes:
- La respuesta sobre definición de bravura más contestada fue: «Capacidad de luchar hasta la muerte con la condición de hacerlo con entrega” (la contestaron el 38 % )
2) La segunda más contestada fue, «La capacidad de acometividad con potencia, resistencia y nobleza». Va de menos a más. Claro que ante esta definición uno se puede preguntar: ¿Entonces, si no hay potencia o nobleza no es bravura? Sabemos que hay toros bravos que tienen poca fuerza, pero aun así embisten y se caen. El toro manso es difícil que se caiga porque no ataca y no se emplea.
3) La tercera fue, «La bravura es la fijeza” (la contestaron el 25 %)
4) La cuarta fue, «La continuidad» (la contestaron el 17 %)
Analizadas todas las definiciones que se han dado, y hemos expuesto, de la bravura, creemos que la mayoría en realidad no son tales, sino exposición de las distintas formas de expresarse la Bravura, pues el toro realizará la embestida con más o menos clase, de una forma u otra. Así, un toro puede ser muy bravo pero tener poca calidad, o poca entrega en su embestida. Si decimos, como hace la definición dada por don Juan Ignacio Pérez Tabernero, que bravura es la embestida con ritmo y largura, realmente lo que estamos, es exponiendo como embiste el toro, no su bravura. O si decimos que bravura es la capacidad de embestir, de luchar hasta la muerte, lo que estamos es, hablando de la duración de la bravura, pues un toro puede, como decía don Justo Hernández, actuar como muy bravo durante cinco minutos y después, por cansancio (imagínense que tiene una insuficiencia cardiaca), por las razones que sea dejar de luchar, no querer o no poder luchar más.
Nosotros, y después de haber hablado y debatido mucho con ganaderos y en general profesionales, pensamos que:
-Todos los animales, racionales e irracionales, tenemos dos instintos básicos y fundamentales: El instinto de conservación de la vida y el de reproducción, para perpetuar la especie.
-Ante cualquier situación de peligro, de riesgo, de estrés, de miseria (hambruna, guerras, etc.) se pone en marcha el instinto de conservación, que se expresa bien huyendo o atacando (peleando).El toro lo hace atacando mientras que otros muchos animales huyendo. Cuando la conservación de la vida está asegurada entonces se desarrolla el instinto de reproducción, por eso las hembras en situaciones de estrés, de peligro, en general, no ovulan y por tanto no se quedan embarazadas (preñadas), y los machos tienen muy disminuido su apetito sexual.
Pues bien, teniendo en cuenta todo lo expuesto podemos definir la Bravura como,»el instinto, el afán, el deseo, el ansia de pelear, el coraje para atacar siempre a todo lo que considera puede ser un peligro para él, porque invade su territorio. El toro ante un peligro no responde huyendo sino atacando, peleando. En definitiva, podemos decir que Bravura es pelar, querer pelear, y mansedumbre es no querer pelear, rehuir la pelea”.
Para que el toro desarrolle esa bravura en toda su amplitud e intensidad debe estar sano y fuerte. Por otra parte, esa bravura, o afán de pelea, se manifestará de distintas formas. Con más o menos calidad en la embestida, pero es Bravura que puede existir en distintos grados, desde bravísimo a muy poco bravo.
Cuanto más embista más bravo será y cuanto más embista y con más entrega lo haga más bravo y más verdad tendrá en su bravura. Cuanto más embista y lo haga con más clase (calidad en la embestida) más bravo será y más toreable (toreabilidad) será de acuerdo a lo que hoy se exige.
En realidad todos los toros de lidia son bravos, pero su bravura tiene grados, que se calculan analizando muchos factores y no solo el número de veces que embiste y la fiereza con que lo hace, pues como decía don Juan Pedro Domecq Morenes (en Aplausos de 30-01-17, nº: 2053), «labravura tiene muchas formas de ser».
Pero nos tiene que quedar claro que lo fundamental es la Bravura, y para hacer el toreo actualmente exigido esa bravura tiene que acompañarse de entrega y calidad.
Una vez tenemos claro lo que es la bravura, nos planteamos dos cuestiones. a)¿La bravura es un instinto defensivo u ofensivo?; b)¿La bravura es natural o artificial (conseguida gracias a la intervención de la mano del hombre mediante la selección)?
a) Hay cierta discusión sobre si la bravura es un instinto defensivo exclusivamente o por el contrario es instinto ofensivo del toro. El veterinario español don Cesáreo Sanz Egaña, antes citado, pensaba que es instinto puramente defensivo, al que llamaba instinto de liberación, opinión compartida por casi todos los autores. Incluso llegó a decir que el toro no es un animal valiente sino un animal violento, opinión esta mucho más discutible, al menos, a nuestro modo de ver, pues pensamos que el toro bravo es muy valiente.
Juan Belmonte pensaba que el toro solo ataca cuando no le queda más remedio, cuando no tiene otra salida, lo cual ponemos en duda pues muchas veces el toro ataca, embiste a campo abierto (en el acoso y derribo, toreo a campo abierto) cuando puede huir si quisiera, aunque contra esto podría argumentarse que son situaciones en las que el toro ya se encuentra inmerso en la pelea. El maestro Domingo Ortega afirmaba contundentemente que el toro ataca siempre por instinto ofensivo, natural en él.
Pensamos que antes de pronunciarse a este respecto sería necesario definir muy bien que entendemos por instinto defensivo y ofensivo, para evitar confusión, y sobre todo emplear palabras con significados diferentes según quien las utilice.
A nuestro modo de ver instinto defensivo quiere decir que solo ataca para defenderse, porque le han provocado, y ofensivo que lo hace no como defensa sino porque desea atacar sin provocación alguna, porque es su forma de ser.
Podríamos seguir debatiendo sobre este punto y difícilmente llegaríamos a una conclusión verdaderamente clarificadora definitivamente.
Nosotros pensamos que en circunstancias normales el toro ataca para defenderse, o defender su territorio, es decir, que el toro nunca «da primero» si no es molestado, pero una vez que se le ha provocado y está metido en la pelea, continúa atacando por instinto ofensivo, porque es valiente.
Sin embargo, hemos de matizar qué en circunstancias anormales, o no del todo normales, como puede ser un toro separado de la manada, un toro que le hayan pegado sus compañeros, un toro que no se encuentre bien por alguna causa, que está muy irritable ataca por instinto ofensivo más que por instinto puramente defensivo.
b) Con respecto a la segunda pregunta que nos planteábamos, pensamos que las cosas están algo más claras. En la ponencia presentada en Aguascalientes por don Jorge Ramón Sarasa, ya citada anteriormente, el 60% de los ganaderos consultados opinaron que efectivamente la bravura, tal como hoy la vemos, ha surgido gracias a la intervención de la mano del hombre seleccionando, pero primitivamente el toro acometía, y solo un 12 % contestaron que es producto de la selección natural, es decir, que los más agresivos iban predominando sobre los menos agresivos, o mansos.
Al menos para nosotros, si bien la bravura tal como hoy la manifiestan los toros se ha conseguido gracias a un proceso de selección de los ganaderos durante muchos años, sin duda se partió de una base genética; el toro ha sido siempre bravo, es decir, ha atacado, pero ahora lo hace más y mejor gracias a la intervención de la mano del hombre, seleccionando durante siglos a los más bravos.
Oímos decir con mucha frecuencia, tanto a profesionales como a aficionados, que hoy el toro es más bravo que nunca, y ello es una verdad evidente. Todos los aficionados que tenemos cierta edad recordamos haber visto condenar a banderillas negras, por mansos, a muchos toros, mientras que ahora eso es algo muy excepcional, sencillamente porque los toros son más bravos.

Rafael Comino Delgado
Catedrático Honorario de Obstetricia y Ginecología. Facultad de Medicina de Cádiz, en la ha ejercido durante 34 años como catedrático numerario, 3 como catedrático Emérito y, hasta el momento, 4 como catedrático Honorario. Universidad de Cádiz.
-Ha escrito 11 libros sobre su especialidad
Sobre otros temas ha publicado los siguientes títulos:
“Reflexiones para el Camino”. Expone, en forma de aforismos (más de mil), su forma de entender y vivir la vida.
“El toreo: Conócelo y entiéndelo”. Se puede considerar un manual del toreo, para los todavía no muy expertos en temas taurinos.
“Educación para la Salud”. Autor, coordinador y editor. Es un libro de divulgación donde se exponen las patologías más frecuentes y su modo de prevenirlas.
“Cómo evitar el cáncer: Especial atención a los canceres ginecológicos”. Un libro de divulgación para prevenir y reconocer, en la medida de lo posible, los primeros síntomas de los cánceres ginecológicos.
-Habitual conferenciante de temas taurinos.
-Presidente de la plaza de toros de El Puerto de Santa María.
-Miembro numerario de la Real Academia de Medicina y Cirugia de Cádiz
-Miembro numerario del Ateneo Artístico, Literario y Científico de Cádiz.
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