El toro de lidia y su bravura han despertado desde siempre una gran inquietud e interés entre ganaderos y veterinarios, y gran curiosidad entre los aficionados.
Si un animal al que no se le ha enseñado nada, años después muestra esa bravura y esa casta en la plaza, es porque el ganadero ha sabido seleccionar su predisposición en la tienta.
¿Y qué significa esto? Pues sencillamente que estamos ante la faena más importante en una ganadería de bravo para conseguir, por un lado el mantener la propia ganadería, y por el otro, la opción de mejorarla.
Es tan importante la tienta, que de ella va a depender la elección de los sementales que van a padrear, de las futuras madres que darán hijos, algunos de ellos que serán protagonistas de grandes gestas toreras, y otros, que desgraciadamente irán camino del matadero. Pero la selección es así.
La prueba de la tienta es muy compleja. No solo se van a valorar los caracteres de exterior como la conformación, fortaleza física, estructura corneal, “trapío”, sino otros de carácter psicológico, como su bravura y temperamento.
Esta conducta de los animales tentados en la plaza, va a ser registrada en los libros de la familia o reata, es decir, la herencia que el ganadero va a conservar con mimo para, caso de descubrir la bravura, mantenerla en camadas venideras.
La tienta debe de ser una faena escrupulosa, una operación rigurosa cuyos únicos actores deben de ser la hembra/macho a tentar y el ganadero, y como actores secundarios el resto de intervinientes, tentadores, acosadores, amparadores, etc., ¡Y nunca el público asistente! El silencio debe de ser sepulcral. Bajo ningún concepto se debe llamar la atención de los becerros ni distraer a los intervinientes en la prueba. ¡Para barullo y jolgorio está el herradero!
Es tan importante la tienta, que de ella va a depender la elección de los sementales que van a ser designados para padrear, de las futuras madres, y de los que irán al matadero.
La tienta va a ser fundamental en la futura estructura de la ganadería, de ahí la importancia del acierto del ganadero al adjudicar la nota, con los consejos del mayoral que es quien conoce y cuida el ganado.
¿Y qué va a valorar el ganadero a la hora de la selección?
Independientemente de los caracteres externos, como el morfotipo (trapío), la talla, la conformación, la disposición de los cuernos, va a valorar la bravura, además de otras condiciones de carácter psicológico, como el temperamento.
La tienta, independientemente de que deba de ser una faena campera sumamente escrupulosa por parte del ganadero, por lo que va a suponer en el devenir de su ganadería, debe de congregar a los profesionales adecuados para llevarla a cabo. No cabe la menor duda de que no serían adecuados tentadores de unos tipos de encastes que de otros.
En la ganadería debe de existir un libro ganadero, un registro genealógico en el que se refleje, por cada res, fecha de nacimiento, nombre de los padres, capa y particularidades, número, herradero y resultado de la tienta, así como datos de su descendencia (caso de ser reproductor), y juego dado en la plaza, caso de lidiarse.
El toro bravo lleva en su potencial hereditario (casta) un aspecto fundamental que muestra su bravura, y va en cambiar su instinto de huida por el de acometividad. Podríamos decir que dos son los métodos tradicionales empleados por los ganaderos para mejorar la cría genética de sus reses: Selección y Cruzamiento (mestizaje).
La selección se realiza entre animales de la propia ganadería.
El cruzamiento se realiza entre reproductores de distintas ganaderías, dentro de la misma casta y encaste.
Pero, entremos ya en detalles.
La tienta, como dijimos con anterioridad, la dirige el ganadero, quien ordena al tentador cómo y dónde debe de picar. Por lo general, suelen ser picadores profesionales, aunque en algunas circunstancias actúa el propio mayoral. El picador, llevará la puya de tentar a voluntad del ganadero (mucho menor que las reglamentarias en las plazas).
Importante. Nada debe perturbar las condiciones ambientales, es decir, debe de existir una falta absoluta de estímulos extraños.
Una vez la res en la plaza de tientas, se deben de observar sus reacciones y movimientos, su forma de acometer, sus reacciones al castigo de la puya.
Por lo general, cuando la res a tentar sale, se le cita desde las troneras de los burladeros, se las deja corretear, momento en que el picador, llamando su atención, la cita por primera vez. El picador, está situado a contraquerencia, punto más alejado de la puerta donde entró la res. El animal intentará su liberación de huida en busca de su manada, lo que lo limitarán las paredes de la plaza. La res se calma. Los peones llaman su atención. El tentador se acerca a la res y la excita con voces y movimientos. Si la erala se arranca al caballo, le colocará la garrocha sin retirarla mientras la res empuje. Si el instinto de liberación es fuerte debido al dolor del puyazo, repetirá, una y otra vez contra el caballo, se arrancará cada vez que el caballo la cite, y asumirá el castigo.
El tentadero de hembras es una prueba fundamental en la selección de la ganadería brava.
He tratado, aunque someramente, la tienta de hembras. Más adelante lo haremos con los machos.
José Luis Prieto Garrido
Veterinario
ACERCA DEL AUTOR
(Córdoba 1954) es Licenciado en Veterinaria por la Universidad de Córdoba, veterinario del Servicio Andaluz de Salud y profesor asociado de Ciencias de la Salud (Nutrición y Bromatología) de la Facultad de Veterinaria de Córdoba. Sus primeras andaduras como veterinario en el mundo taurino fueron en plazas portátiles y de segunda categoría sus primeras andadura como veterinario en el mundo taurino fueron en plazas portátiles y de segunda categoría, hasta formar parte del equipo veterinario de la Plaza de Toros de Córdoba, nombramiento que ha ocupado durante 25 años. Él mismo se define como torista, amante del toro bravo en plenitud, un romántico de la raza de lidia. Con anterioridad ha publicado varios libros relacionados directamente con el mundo del toro bravo. Manual práctico veterinario en espectáculos taurinos (1988), premio “Blas Infante de Estudio en Investigación en Administración Pública” de la junta de Andalucía, y más reciente con Almuzara. Como ver el toro en la plaza (1ª edición 2006, 2ª edición 2009, B4P 2012; 3ª edición 2015). El Toro bravo en el campo (1ª edición 2008, 2ª edición 2014). Como ver una corrida de rejones (2010), El toro de lidia y el Arte del Toreo. De la fiereza a la Toreabilidad (2012). El toro bravo, ganaderías míticas (1ª edición 2012,2ª edición 2015), Guía de campo del toro de lidia (2013). Es colaborador habitual de publicaciones taurinas especializadas.
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