En la Corrida de toros, dolor y su continuación el sufrimiento, no existen (1)
El dolor es un tema controvertido en sí y sobre todo cuando se refiere al del toro en el curso de la lidia en la que interviene determinantemente la característica de animal y especialmente la genética de esta raza (2). Es frecuente incurrir en su apreciación como error sistemático en la Corrida pues como tal, radicalmente, no existe.
Podría decirse que lo que en algunas personas se produce, si como espectadores en la lidia lo interpretan, sería un error de paralaje, el que tiene lugar cuando la línea visual no coincide con el nivel de lo observado.
El resultado del examen del toro en el Tercio de Varas, de sus reiteradas acometidas contra la puya del picador, que se significa en la testimonial frase del aficionado: “mientras más empuja el toro bravo menos se duele”, no basta para el observador subjetivado, a pesar de ser una prueba-concepto, incuestionable.
Este error de apreciación de dolor es de cariz antropocéntrico (3). Una interpretación que se produce porque no se tiene en cuenta que, como observador, para cualquier apreciación debe renunciarse a la subjetividad si es que se quiere estar seguro, ser exacto.
Atribución de “dolor” al animal
El dolor, una de sus manifestaciones el sufrimiento, en puridad de criterio, por sus condicionantes esenciales, exclusivamente tiene lugar en la mente humana. Es de un lado la compleja estructuración, mejor organización cerebral y de otro la mentalidad consecuencia del recuerdo, las causas que unidas dan lugar al dolor como la sensación que conocemos: La evolución ha significado distinción, las más de las veces entre los seres, enormes diferencias.
Es precisamente el criterio evolutivo el que establece el profundo abismo de la sensibilidad. El mismo que existe entre la psicología y la etología (4) consecuencia del gran hito de la cerebración.
Es la función mental que acoge al dolor, propia de la cerebración, la que no existe en el toro por su condición animal. Sí en cambio, la disposición refleja para el ataque continuado.
La enorme distancia evolutiva entre este animal y el hombre hace imposible cualquier paralelismo en el terreno de la sensibilidad; anatomía, fisiología y comportamientos o costumbres, son las más que profundas fallas que separan ambas especies. El tracto de comparación para el científico queda desde el principio agotado.
Si como ilustración se quiere profundizar, el extenso capítulo sobre el dolor como tal privativo de la condición humana, parece interminable al considerar la pluralidad de los accidentes sensibilizadores que en él, por sus relaciones vecinales, convergen.
La mente como entidad principal de pertenencia humana es el entramado ideológico que marca, por desafección, la intensidad del dolor. Al estar compuesto por franjas intelectuales incluye en ocasiones a la moral y a la ética (5) como determinantes de las sensaciones. Una compleja función en la que dolor físico no significa dolor mental; a veces ni siquiera dolor (6). Una complicada función donde hasta el recuerdo a veces se hace doloroso; a veces produce otro dolor (7).
Volviendo al caso del animal, el otro mundo, de poco sirve intuir el significado de las medidas analíticas de los neurotransmisores que en el animal tendrían otras traducciones o lecturas. La nocimetría, la medida del dolor no existe, mucho menos en zoología donde es el reflejo condicionado, la mayoría de las veces (8) señal de comportamiento reactivo. Es el resultado tosco de la escasa funcionalidad de un cerebro primitivo, el del animal, en comparación, mínimamente evolucionado.
Queda claro como resumen, que es la rusticidad de la cerebración animal la que más que desnaturaliza impide la sensación sensible de dolor. Cerebración ocupada en el toro bravo por la predisposición genética al Ataque, al rudo ataque continuado porque ninguna sensación lo detiene (9). Ante esta evidencia, la del no dolor comprobado por la reiteración en las acometidas contra la puya del picador – se suponían dolorosas – nada cabe argumentar.
Notas:
(1) Este tema en más profundidad es tratado desde el punto de vista neurológico en capítulos del libro Taurognosia.
(2) Con mayor propiedad: especie
(3) Interpretación del hombre como sujeto para cualquier cuestión
(4) Ciencia del comportamiento animal
(5) Sugerentes son estas dos citas. Ernest Hemingwayhabía escrito respecto al aspecto ético de la Fiesta: “Es moral lo que hace que uno se sienta bien e inmoral lo que hace que uno se sienta mal. Juzgada según estos criterios morales que no trato de defender, las Corrida de Toros son muy morales para mí”.
Antonio Peña y Goñi, compositor musical, coincidentemente:
“Si los espectáculos cultos ponen ante mis ojos un mundo de inmoralidad y una exuberancia de lujo que ciega mis ojos al tocar mi corazón, hoy tengo derecho a mis Corridas de Toros”.
(6) Bien ilustrativo es el caso de los monjes de Viet-nam. En 1960, a causa de un profundo descontento social en este país, monjes budistas se inmolaron prendiéndose fuego. El poder de la mente, que por motivo ideológico-emocional se ponía en juego, cambió (en cada uno de ellos) radicalmente la actuación fisiológica prevista. El resultado de la reacción orgánica fue contrario a lo (externamente) interpretable. Ningún signo ostensible relacionado con la sensación de dolor, ni un solo ¡ay!, se habrían producido. La compasión tal como se entiende, puede decirse, quedaba desnaturalizada o al menos con muy escaso sentido: Parece que… lo querían así. El martirologio cristiano no es sino la sucesión histórica de hechos de este signo donde fue la fuerza de la fe el antídoto del dolor. Entonces, nuestra percepción (objetiva) del supuesto sufrimiento animal, habría de ser contraria a lo que se sospecha.
(7) Alodinia, dolor sin causa dolorosa
(8) Se diría, Memoria reptiliana
(9) Midriasis, pilo-erección, etc. en fin el cuadro adrenérgico para el combate es la parte representativa de esta semiología (los característicos signos fisiológicos).
Datos entre Clínica y Corrida
Como denominador, el peso corporal
Penetración | Longitud | L/ kg de peso | RESULTADO |
Punción lumbar en niño* | 2 cm | 2/30 | 0,070 ++ |
Inyección intramuscular | 7cm | 7/30 | 0,230 +++ |
Infiltración | 9 cm | 9/50 | 0,18 +++ |
Embroque correcto, toro | 9 cm | 9/600 | 0,015 |
Acupuntura adulto | 2 cm | 2/70 | 0,03 |
Banderilla | 6 cm | 2/500 | 0,004 |
Extracción o pérdida de sangre | |||
Adulto donante | 250 ml | 250/70 | 3,60 +++ |
Pérdida puya y banderillas | 600 ml | 600/500 | 1,20 |
+ Mayor penetración o cantidad
* Trocar
Los diámetros no alteran sensiblemente estas relaciones
Autor del libro Tratado TAUROGNOSIA.
La afición por los toros de Rafael de Lara data de 1953.
Con unos diez años, en el Colegio de los Salesianos de Córdoba, fui compañero de José Maria Montilla el futuro diestro cordobés a quien dedico un espacio biográfico en este libro. Gracias al Maestro y amigo, he disfrutado de la tauromaquia, su honda tradición, de su emotiva belleza se diría de una manera familiar viviendo de cerca sus singulares episodios…
El Dr. de Lara, en paralelo a su afición taurina emprendió su carrera hacia la Universidad de la que fue profesor en Granada. Se doctoró en farmacia cursando además por su vocación intelectual otras diplomaturas que incluso continua en la actualidad con un nuevo doctorado en Ciencias Sociales. En el terreno de la Taurología colaboró en los artículos de la edición de Tauromaquias Integradas de Argumentos de la Tauromaquia. Es autor del libro “La Profesión de Torero. Los Motivos de la Tauromaquia”. Su faceta como investigador es bien conocida no solo en el terreno de las Ciencias, también en el de la propia Tauromaquia.
A él es se deben las creaciones que representa el programa “Tauromatica” como perfeccionamiento de los nuevos útiles para el toreo dotados todos ellos por su racionalidad de la mayor funcionalidad.
Según el autor… “TAUROGNOSIA, como tratado es, sin duda, el resultado de mi afición, de mi preocupación por el futuro de la Fiesta y como no de la importancia de implementar con algunas aportaciones de su contenido, la formación de los jóvenes promesas en las Escuela Taurinas. También de contribuir a la radiación social de la Fiesta y, de reducir ciertas formas enquistadas. Edmund Burke, un gran filósofo británico definió mis propósitos a través de su obra: cuando expresó “Tenemos que conservar en cada generación, lo que es válido y deshacernos de lo que impide su desarrollo futuro”…
Porque como él dice, “La tradición no impide la evolución lógica de la Tauromaquia.”
Esta obra científico – literaria, un auténtico tratado, invita al debate y al entendimiento racional superando tópicos trasnochados, la “disneylandización” de los animales de Ataque y las visiones miopes que tanto preocupan al autor y nos permite examinar con objetividad tanto el pasado como el presente y mirar hacia el futuro de un rito inigualable, de un hecho antropológico dentro de la realidad del contexto actual.
Enrique Martín Arranz
Apoderado, empresario y fundador de la Primera Escuela Taurina Moderna (1976)
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