“No hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje.”  Aristóteles

Cuando un chico/ca se acerca a una escuela de tauromaquia con la intención de formarse para ser torero, lo hacen ilusionado, con un gran deseo de implicarse, para sentir, divertirse y en definitiva entregado como en ninguna otra actividad. Esto hace que tengamos ante nosotros una gran oportunidad formativa. Esta disposición tan favorable facilita enormemente el crecimiento.

David Guillen Corchado
Doctor en Psicología y escritor

El aprendizaje es uno de los procesos biológicos y cognitivos que facilita la adaptación del individuo al ambiente en el que se desenvuelve y desenvolverá. Normalmente pensamos que el aprendizaje siempre conlleva la adquisición de nuevas conductas, pero el aprendizaje también puede consistir en la disminución o pérdida de una respuesta, hábito o vicio adquirido. Aprender a no ejecutar determinadas conductas es tan importante como aprender a realizar otras respuestas o quizás más.

 “El aprendizaje es un cambio duradero en los mecanismos de conducta que implican estímulos y/o respuestas específicas y que es resultado de la experiencia previa con esos estímulos y respuestas o con otros similares” (Domjan, 2000).

La conducta posterior se utiliza como prueba de aprendizaje, sin embargo, esta ejecución está determinada por muchos otros factores como son la motivación, concentración, fatiga física, fatiga emocional (Figura 1), cambios en las condiciones estimulares, maduración, etc. Por todo ello, el potencial de mejora al respecto es considerable.

La maduración puede provocar la desaparición de determinadas conductas y la adquisición de un nuevo repertorio de respuestas licitadas. Es bastante corriente comprobar dentro del mundo formativo taurino, a alumnos que ingresan en la escuela con una expresión física y huella emocional muy llamativa y distintiva, y como con el paso del tiempo acaba vulgarizándose. ¿Qué estamos haciendo mal?

Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”

Lo primero que deberíamos considerar entre otras muchas cuestiones es la personalidad que presente todo joven que se acerca a una Escuela Taurina. Las principales características que componen el aprendizaje se ven absolutamente condicionadas por los rasgos de personalidad presentes en la joven promesa, y por otras cuestiones más dinámicas de la misma, como son las expectativas de autoeficacia y las estrategias para hacer frente a las situaciones tan aversivas a las que se van a ver expuestos. Estas cuestiones son vitales en el reconocimiento identitario de la futura figura del toreo.

Se entiende por “rasgo” de personalidad a aquellos patrones de conducta, pensamiento y sentimientos estables en el tiempo. Esas otras cuestiones más dinámicas anteriormente aludidas de la personalidad como son la autoeficacia y el afrontamiento forman parte del grupo de estrategias de “estado temporal”, es decir, a aquella conducta o conductas ejecutadas por el sujeto en un momento dado y ante unas circunstancias concretas.

La personalidad, se va formando en el curso de la ontogénesis gracias a las interacciones recíprocas que mantiene la persona con los distintos contextos en los que se desenvuelve, llegándose a alcanzar, con el tiempo, patrones de organización con cierta estabilidad. Todas las investigaciones al respecto están de acuerdo en que los rasgos de personalidad son particularmente inestables durante la infancia y la adolescencia, en parte debido a los cambios biológico-hormonales propios de la maduración física y la fuerte influencia ejercida por el entorno social, y sería durante la infancia y la adolescencia que diferentes tendencias específicas de comportamiento van dando forma a rasgos más amplios. De ahí la gran responsabilidad que como formadores tenemos y la eterna discusión sobre la mayor carga del componente genetista o ambientalista que será dominador en la futura formación del torero en ciernes. De lo que no hay duda es que somos lo que somos gracias a la aportación de ambos componentes en mayor o menor medida, y que, en la tauromaquia, como en todas las artes escénicas, la aportación de las conductas innatas presenta grandes ventajas. Los mecanismos innatos son estímulos específicos que provocan la conducta no aprendida correspondiente, y que se encuentra programada en el código genético del individuo. Sin embargo, sería muy simplista considerar por separado la dicotomía entre lo innato y lo aprendido (entre lo heredado y lo aprendido en la escuela).

El enorme atractivo que emana de la tauromaquia, el impacto de los modelos sociales que son las figuras actuales y anteriores, las características tan estimulantes de su práctica, las emociones intensas que siempre están presentes y la buena disposición de los alumnos, hacen que esta práctica, sea un instrumento formativo muy provechoso y valioso en esta sociedad carente de valores en las que nos encontramos (Figura 2). Y por ende y porque no, que sirva de ejemplo y análisis de patrones de comportamiento beneficiosos para la salud física y psíquica del adolescente.

Sin embargo, actualmente hay muchas opiniones que abogan sobre la incapacidad formativa de las escuelas taurinas, alegando que estas adoctrinan excesivamente, y que lo deseable sería operar bajo una visión platónica-aristotélica del conocimiento, postulando que éste se obtiene a través de los sentidos, por medio de la experiencia y de forma intuitiva. Obviamente gran parte de la responsabilidad de esta situación, que no les falta razón, se debe a la falta de sensibilidad de los dirigentes encargados de contratar al personal docente, y en cierto modo a la carencia de medios materiales para disponer de profesores con mayor formación. Si bien todo esto podría paliarse en cierta medida con inquietud, apertura mental, trabajo, trabajo y trabajo de los encargados de la formación.

Alumnos con el maestro preparando un tentadero

Contratar al profesor adecuado es muy importante y por tanto no sirve cualquiera simplemente porque haya sido un profesional de la tauromaquia o todavía lo sea. Es cierto que en muchas ocasiones hay pocas opciones por las escasa o nula remuneración económica, pero se debe procurar que el profesor al menos sea una persona que transmita gran entusiasmo por lo que hace, que sea ejemplo de comportamiento y respeto a la “profesión”, que sepa comunicar adecuadamente, que tenga óptimos conocimientos de la tauromaquia y, muy importante, que busque constantemente evolucionar y quiera seguir aprendiendo personal y metodológicamente. Existen toreros retirados en una excelente edad, con condiciones óptimas para la enseñanza y con experiencia y apertura mental para lo que aquí se pretende, que podrían y deberían cumplir esta función, si bien hay que valorar socialmente la gran aportación que para la Tauromaquia podrían realizar. La formación, como la vida, está en constante evolución y tú debes formar parte de ella. 

Volviendo a las variables propias del aprendizaje, lo deseable sería componer acciones formativas que conjuguen adecuadamente esas dos posiciones encontradas, a saber, la experiencial e intuitiva y la dirigida o adecuadamente programada.

Entrega del Premio Especial de la Asociación Taurina Parlamentaria (ATP) de 2018 a la entidad Tauromaquias Integradas.
De izquierda a derecha, de abajo a arriba: Julio Fernandez, Enrique Martin Arranz, José Carlos Arévalo, Rafael de Lara, José Miguel Arroyo “Joselito”, David Guillen, Fernando Gil, José Luis Bote

La Tauromaquia forma parte de una disciplina escénica donde la épica y la tragedia están siempre presentes. Donde por encima de todo, los actores presentes en esta escena taurómaca deberían tener siempre presente y dieran normalización, consciencia y aceptación, de que la Tauromaquia supone un ancestral rito de amor supremo. Acto de amor ya que, de manera voluntaria y lúcida, el triángulo mágico que forman el alumno, el maestro y los padres o tutores, deberían aprender a aceptar el significado del rito sacrificial que la tauromaquia supone, como fundamento de todo lo demás. Dice el maestro Ojeda que la emoción está cuando se cruza la raya. ¿Qué significa cruzar la raya? Ni más ni menos que la aceptación presente y consciente de compartir con tu compañero de escena, que uno de los dos, dará su vida por el otro. Sin emoción no hay Tauromaquias. Esta cuestión trascendental forma parte de la verdadera y absoluta esencia taurina.

Una vez anunciada la primera y básica esencia sobre la que debe circular toda formación en Tauromaquia, la formación técnica podría evolucionar sustancialmente ya que actualmente adolece de cierto equilibrio y programación formativa. Formación donde debería primar por encima de toda la libertad creativa y la potenciación y exaltación de la personalidad del “artista”.

Por los beneficios que aportaría al alumno en forma de rendimiento, concentración, motivación y confianza; y al docente en forma de autoestima y mejora del rendimiento, podrían programarse diversas estrategias:

1º Establecimiento de objetivos individualizados de aprendizaje, identificando claramente los comportamientos y destrezas a identificar en los alumnos. Facilitar al alumno los instrumentos o técnicas para que sea capaz de realizar las acciones que se asocian a la competencia del nivel exigido.

2º Comprobar que los objetivos propuestos a cada nivel son específicos, medibles, alcanzables y pertinentes.

3º Establecimiento de niveles de maduración o de progreso.

4º Realización de pruebas de evaluación continúa de toreo de salón para seleccionar los comportamientos que indicarán el salto o retroceso de nivel. Instaurando el fomento de continua competitividad en el plano del toreo de salón primero y más tarde con animales vivos.

5º Formación del profesorado en las técnicas e instrumentos básicos para el desarrollo de aptitudes en el alumnado, sin menoscabar la idiosincrasia y metodología particular del territorio donde esté enclavada la escuela de tauromaquia en cuestión. Para ello se dotaría al profesorado de los instrumentos adecuados para acrecentar el sentido de identidad.

6º Reciclaje y actualización en la implantación de nuevas herramientas o técnicas de estudio en forma de programas, softwares o nuevos útiles de lidia al profesorado.

Por todo lo expuesto anteriormente sería imprescindible el poder contar con un centro de referencia a nivel nacional o internacional donde se practiquen todas las acciones anteriormente detalladas.

6º Ser honestos con el alumno y con la profesión, para mantener una actitud pedagógica inflexible a la hora de posicionar al alumno ante un contexto taurino con público sin la consiguiente maduración necesaria requerida para el mismo, tan sólo por la justificación del puesto o de futuros intercambios. 

Todas estas medidas acogidas para la formación básica taurina, la asociación cultural Tauromaquias integradas, está trabajando en la creación de un Centro Superior de Maestría en Tauromaquias que diera cabida a los novilleros que hubieran completado satisfactoriamente esa primera fase de formación, y que por sus excelsas cualidades estuvieran llamados a ser un brillante soporte vital de la fiesta nacional en el futuro y un referente de las futuras generaciones. Centro abierto al intercambio de ideas, al estudio y a la investigación. Donde se prime enseñar a pensar, a tener criterio y sentido de la responsabilidad a esas generaciones que serán el futuro de la Tauromaquia.

El torero, cuando se confronta con el toro, no lo hace en un estado anímico donde impere la crueldad, acritud, ni la agresividad, ya que el miedo y la emoción se lo impiden. Sentir miedo y gestionarlo adecuadamente, le conduce a la libertad. Esta libertad espiritual es la perseguida por este Centro Superior, que contaría como personal docente con maestros de la tauromaquia, profesionales de la antropología, bellas artes, psicología, sociología, biología, veterinaria, historia, ética, etc., Donde se diera cabida a esos novilleros hasta que completen su formación para llegar al doctorado y donde se les promocionaría para llegar con absolutas garantías a ese momento. Promoción que se llevaría a cabo con la participación en el espectáculo “Encuentro de Tauromaquias” que la asociación más arriba referenciada pretende poner en marcha.

El Encuentro de Tauromaquias pretende por encima de todo promocionar a las jóvenes promesas y fomentar afición. Pretende aportar otra solución a la deficitaria situación por la que atraviesan los novilleros, y por ende el futuro de la Tauromaquia. Se trata en definitiva de aportar soluciones, de salir del inmovilismo imperante y de trabajar. Tiene por objetivo la formación y promoción de estos jóvenes y contaría con festejos que serán encuentro de varias tauromaquias, y que servirán para ampliar la destreza y expresión artística de los novilleros que actualmente no pueden completar su madurez taurina natural.

Es trascendental para la Tauromaquia la innovación y desarrollo de sus útiles de lidia. Este espectáculo servirá para poder experimentar estos nuevos útiles (pica, espada, descabello y puntilla), que como se ha citado, evolucionarán con absoluto respeto a la estética tradicional para lograr de cada uno de ellos la mayor efectividad. Por lo tanto, se aspira que este Encuentro de Tauromaquias sea un banco de experiencias técnicas y artísticas de ensayo y error, imprescindibles para que la Tauromaquia actual pueda incorporar las que estime positivas y así introducirlas en la lidia actual, o deseche las que no considere.  Igualmente, este espectáculo es una gran oportunidad para poner en práctica distintas investigaciones multidisciplinares, al disponer in situ de posibles sujetos experimentales para la participación voluntaria y anónima en distintas investigaciones psicológicas, sociológicas, etc.

Este espectáculo no pretende sustituir a ninguno de los espectáculos taurinos vigentes, sino formar y promocionar a los alumnos y generar nuevos puestos de trabajo a los subalternos. La corrida de toros como está es un espectáculo grandioso, si bien con este espectáculo se pretende crear un festejo variado, contrastado, diferente y alternativo, con máxima integridad y mínimos gastos, donde se enseñen las variedades de lidias, vestimentas y usos imperantes en los orígenes de la Tauromaquia. Que sirva para revitalizar la cantera y base del toreo, para fusionar la lidia tradicional y el festejo popular, de generar nueva afición que en un mismo espectáculo contemple dos visiones de las Tauromaquias, de crear un ambiente pro taurino con motivación y emoción, y para dar respuesta al inmovilismo y decadencia de la actual formación y promoción de nuevos toreros y aficionados jóvenes.

Por último, e igualmente como parte del citado proyecto para evolucionar e implementar la formación en Tauromaquia, se encuentra el desarrollo de una escuela de tauromaquia online y una escuela para subalternos.

La escuela on-line enseñará y divulgará Tauromaquia por todos los rincones del mundo. Mediante una metodología audiovisual rigurosa y profesional, con un claustro multidisciplinar de maestros de la tauromaquia y distintos profesionales, enseñará la teoría y promoverá la práctica con animales en fechas concertadas y adecuadas.

Los subalternos que forman parte de la escena taurómaca engrandecen y dan brillantez a la obra que sobre la arena se expone a un público deseoso de belleza y emoción. Por todo ello y como actores trascendentales de la escena taurina, no vale todo ni cualquiera. En primer lugar, debe existir un centro que acredite la idoneidad de los futuros profesionales para poder inscribirse en el registro correspondiente. Centro que forme y sirva de auditor de la competencia profesional de este concreto sector. Su papel en el ruedo es observado y supervisado por miles de aficionados o posibles futuros aficionados, y de ellos es también gran parte de la responsabilidad de que sigan siéndolo o de la adhesión de nuevos de ellos.

“No hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se estudian, sino por aquello que pueda facilitar el aprendizaje”. Aristóteles.