Épica para los jóvenes toreros
Entre la leyenda y la historia
Como en la Puerta del Infierno de la ciudad de Dite
(de La Divina Comedia de Dante)
La Tauromaquia, dentro de ella el Toreo, la Plaza de Toros, para quienes desconocen este Arte, aparece como un circo infernal de provocadores y agresivos salientes en nuestra mismo solar. Parece que ellos, en su sinrazón, imaginaran un parecido con la visión dantesca de los horrorosos círculos descendentes del Averno. Sería el séptimo el particularmente escogido, el del Minotauro con los grises y abruptos farallones de piedras para contener el río de sangre cercano a Lucifer y luego más hondo, ya en su tercer recinto, el más profundo, el de los violentos contra Dios, la Naturaleza y la Sociedad.
Sin embargo, la realidad no es esa quimera. Todo es al contrario. No hay ni esa Oscuridad obscena ni los enormes riscos de hielo que vio Virgilio en aquella tenebrosa anochecida, porque nuestra Plaza como teatro del ágora, con el Sol cenital y con otra mirada más transparente, caminando de la mano del conocimiento, no es sino el claustro de un monasterio bien habitado, la obra monumento de nuestros antepasados plantada como atalaya arqueada en una colina más del paisanaje de la vida española y a la que se asciende en suave espiral a través de un camino que, por sorprendente, apasiona. Y, ya en la cumbre sin esfuerzo escalada, desde su altura épica, nos deja ver la inmensidad de todo un horizonte vitalista, con torres de Arte, de Valor, de Color …y, de confinada Emoción en sus intrigantes valles.
Todo como amplio y único anfiteatro donde representar atractivas pero arriesgadas escenas costumbristas y polifacéticas. un bucólico panorama con un Olimpo de fondo y al que circunda un mar siempre embravecido, el Mar de Táuride, aguas encrespadas desde donde navegan contra viento y marea, rumbo a la fama, jóvenes ilusiones.
Autor del libro Tratado TAUROGNOSIA.
La afición por los toros de Rafael de Lara data de 1953.
Con unos diez años, en el Colegio de los Salesianos de Córdoba, fui compañero de José Maria Montilla el futuro diestro cordobés a quien dedico un espacio biográfico en este libro. Gracias al Maestro y amigo, he disfrutado de la tauromaquia, su honda tradición, de su emotiva belleza se diría de una manera familiar viviendo de cerca sus singulares episodios…
El Dr. de Lara, en paralelo a su afición taurina emprendió su carrera hacia la Universidad de la que fue profesor en Granada. Se doctoró en farmacia cursando además por su vocación intelectual otras diplomaturas que incluso continua en la actualidad con un nuevo doctorado en Ciencias Sociales. En el terreno de la Taurología colaboró en los artículos de la edición de Tauromaquias Integradas de Argumentos de la Tauromaquia. Es autor del libro “La Profesión de Torero. Los Motivos de la Tauromaquia”. Su faceta como investigador es bien conocida no solo en el terreno de las Ciencias, también en el de la propia Tauromaquia.
A él es se deben las creaciones que representa el programa “Tauromatica” como perfeccionamiento de los nuevos útiles para el toreo dotados todos ellos por su racionalidad de la mayor funcionalidad.
Según el autor… “TAUROGNOSIA, como tratado es, sin duda, el resultado de mi afición, de mi preocupación por el futuro de la Fiesta y como no de la importancia de implementar con algunas aportaciones de su contenido, la formación de los jóvenes promesas en las Escuela Taurinas. También de contribuir a la radiación social de la Fiesta y, de reducir ciertas formas enquistadas. Edmund Burke, un gran filósofo británico definió mis propósitos a través de su obra: cuando expresó “Tenemos que conservar en cada generación, lo que es válido y deshacernos de lo que impide su desarrollo futuro”…
Porque como él dice, “La tradición no impide la evolución lógica de la Tauromaquia.”
Esta obra científico – literaria, un auténtico tratado, invita al debate y al entendimiento racional superando tópicos trasnochados, la “disneylandización” de los animales de Ataque y las visiones miopes que tanto preocupan al autor y nos permite examinar con objetividad tanto el pasado como el presente y mirar hacia el futuro de un rito inigualable, de un hecho antropológico dentro de la realidad del contexto actual.
Enrique Martín Arranz
Apoderado, empresario y fundador de la Primera Escuela Taurina Moderna (1976)
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