Cita obligada es la de Federico García Lorca  arquetipo de sensibilidad artística y literaria, personalidad alejada de lo violento o escatológico. Es esta su aleccionadora   opinión publicada en el año 1936 referente al germen artístico de la Tauromaquia:

«El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo».

En la Tauromaquia como cultura participan dos vertientes que la caracterizan las cuales son reconocidas sin que para ello se haya de profundizar: el aspecto etnográfico que hasta el día de hoy muestra su originalidad o tipismo manteniendo laesencialidad de siglos. Está tocada su apariencia, su ritualidad,  por  la legitimidad evolutiva de las costumbres. Y, otro aspecto netamente sociológico, convivencial, que se justifica  por su inmersión en el conjunto de la vida festiva e intelectual de  los pueblos de los países donde está  representada la Tauromaquia.

Por tanto, tienen sentido para el estudio de carácter antropológico sus respectivos  tratamientos analíticos: el etnográfico que sería procedente de la mirada perpleja del observador, y el sociológico general – propio de la  visión impersonal –  de consideración cultural, la  que inscribe al episodio taurino significando  su integración social.