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30 lecciones de Tauromaquia

Lección 1 – Parte 2

Unas primeras palabras sobre la Tauromaquia

PREHISTORIA Y SIGUIENTES CUESTIONES

 (Antes de iniciar la descripción de este epígrafe parece oportuno contestar a la cuestión que se nos ha planteado sobre el tema de la Tauromaquia: ¿Por qué tanta ilustración? Puede servir de contestación lo que coloquialmente se ha dicho: «quien solo sabe de toros, no sabe de toros«, frase que recuerda por su similitud a la que con parecido sentido, anticipadamente, en el contexto del tema que nos ocupa, se había expresado (1):

 «El médico que solo sabe medicina no es médico»

Por tanto, es razonable deducir que a más ilustración sobre Tauromaquia también más razones para su preservación cultural.)

La Primera señal de su origen

Como se ha repetido en más de una ocasión, la Tauromaquia tendría sus orígenes, su primera seña, en la caza del hombre primitivo y ésta prioritaria necesidad para su supervivencia, paralelamente en las representaciones pictóricas de sus cavernas. Éste, parece que inequívoco origen, fue explicado detalladamente en la gran Conferencia sobre el Arte de la Tauromaquia celebrada en Madrid en 1918 con la participación de prehistoriadores y arqueólogos y auspiciada por el Conde de las Almenas y el Marqués de Cerralbo. Tan sentida fue la defensa de esta tesis que se reprodujeron, a escala natural, diversos grabados rupestres ejemplares. Es también por ese origen, pasado el tiempo, por lo que el célebre torero estadounidense John Fulton (pintor, escultor y músico) desarrolló una especial coloración para sus propios cuadros: La pintura » hemocromática» en la que repetía aquella pigmentación de hierro y de sangre del antecesor bisonte, al querer obtener, gracias a su influjo, una mayor atracción. Imitaba el torero americano en sus lienzos, en sus figuras, el mismo recurso que aquellos cazadores para los animales: el poder «magnético» que ejercería  esta doble coloración (2).

Las representaciones del toro primitivo en el final del periodo Paleolítico y en el Neolítico

Para ampliación de contenido de esta cuestión, sirvan estas breves reseñas sobre los primitivos antecesores del toro bravo. Se trata de las representaciones  pictóricas Sin duda, un recorrido geográfico a secuenciar será de interés historiográfico, desde los Bisontes de Altamira del periodo magdaleniense (de 13000 a 11000 años antes de J.C.) al toro bravo, si nos ceñimos al lado mediterráneo. Así, en Francia son de gran interés paleontológico

  • Las pinturas rupestres de Lascaux y Villars en la Dordoña francesa. Se representa la escena donde un posible Hombre de Cromagnon, de hace más de 20.000 años, figuraría, es una suposición, un primer “lance”. También
  • Los bajorrelieves de Fourneau du Diable. (También en la Dordoña).

Y ya en España

  • En Albarracín las pinturas rupestres del Abrigo de los Toros del Barranco de las Olivanas (Toro del Abrigo de la Paridera y Toro de Ceja de Piezarrodilla de Tormón). Además:
  • Toros de Villar del Humo (Cuenca) y Villaluengo (Mestrazgo de Teruel) “El Torico”.

Y, finalmente, como monumentos relevantes:

  • Los Toros de Guisando y de Villatoro (Ávila) de misterioso significado.

 

La señal evolutiva prehistórica (Filogenética)

Como antecesores del toro de lidia y del Uro, a la Era Cuaternaria pertenecería el Bos primigenius primigenius y los endemismos Bos primigenius namadiscus y Bos primigenius Hahni[1](3). Y como una señal prehistórica ciertamente desconocida anterior al Uro se presenta: La cornamenta fósil que se exhibe en el Museo Arqueológico de Jerusalém (4).

 

La Historia como precedente de la Tauromaquia

El origen etimológico de las palabras “toro” y “toro de lidia”.

Es frecuente atribuir la derivación de muchos vocablos a antecedentes escriturales latinos que a su vez vendrían de originarios griegos. Sin embargo, en este caso, para la palabra “Toro” actual no ha tenido lugar como procedencia, Taurus – Tauro. “Toro” no es sino la misma palabra, como lexema, que la propia voz celtibérica, pues lo que hubiera sido el precedente griego de parecida fonética es posterior al lenguaje frigio prehelénico, es decir, al lenguaje ibero, donde su significación, perforador o clavador, haría alusión a las puntiagudas astas, la característica morfológica principal como animal de ataque. En cuanto a la expresión “Toro de lidia” es, en opinión del autor de la anterior explicación E. Cabrejas Iñesta (1914), una calificación a modo de complemento casual toponímico, al coincidir en Asia Menor el Monte Taurus y la ciudad de Lydia desde donde podrían haber llegado de forma natural, errante, ejemplares vacunos hasta Iberia.

La Tauromaquia en tiempos antiguos

Más adelante se amplía el Origen del Toreo. A continuación un breve adelanto. Según D. José Ortega y Gasset la formalización del toreo, partiría de escritos existentes de los siglos XVI y XVIII deduciendo sus orígenes como tal manifestación socio-cultural, en 1728. Por su interés, se transcribe una interpretación de este arte. La naturaleza del Toreo según escribió el literato Mario Carrión. Dice: “Los caballeros, moros y cristianos, durante los ocho siglos de la Guerra de la Reconquista en España, cansados de matarse unos a otros, de cuando en cuando se tomaban un descanso; pero, para no aburrirse y también para desahogar sus bríos bélicos, competían en la caza de la fauna que en el suelo ibérico vivía. Ciervos y otros inofensivos animales eran fáciles presas; una vez que otra, un oso o un jabato acorralado les ofrecían una leve resistencia, poca para tan esforzados caballeros. Pero, la escena cambiaba, cada vez que se enfrentaban con el toro de Iberia. Esta bella e impresionante fiera, con una bravura noble sin par, al ser molestada, prefería morir matando que huir, convirtiendo su caza en una contienda en la que, los más atrevidos guerreros podían alardear de su valor. Quizás un noble, con el alma de empresario, se le ocurrió atrapar vivos a varios cornúpetas, llevarlos a la villa y, allí, recrear las peripecias de la caza para que los caballeros se lucieran y ganaran la admiración de sus vasallos. Así, en un rincón de la España Medieval, el embrión de lo que hoy es la fiesta nacional española, era engendrado”. Y, como evolución del toreo, como perfección artística desde su principio medieval, más adelante se tratará en, El Arte. Sus orígenes (Ver el epígrafe con anterioridad publicado, El Origen de la Corrida).  

Crónicas y relatos antiguos que por su naturaleza documental  pertenecen a la Tauromaquia:

A continuación, cabe citar de forma resumida, como ejemplos, las siguientes noticias y escritos relacionados con la Tauromaquia en la antigüedad para ulteriores ampliaciones históricas (5):

Edad Media  (Justas y Torneos)  y Edad Moderna

Son ilustrativos los siguientes textos como formas de dispar intención o contenido: “El toreo caballeresco durante el reinado de Felipe IV”. Siglos XVII y XVIII en Valladolid. Y “Toros en Cuellar desde el siglo XII”. Y con sentido sancionador (6):

  • Real pragmática de Carlos III.
  • Las encíclicas papales (Pío V, VIII, Gregorio XIII, Clemente VII) y el Toreo.
  • “El Edicto de Excomunión de 1567”.

Complementariamente para posibles comentarios  o análisis históricos, se presenta el siguiente tema: El toro como  símbolo en la Heráldica Española. Un recorrido por los Escudos de familias y de ciudades tales como: Salamanca, Toro en Zamora, Arjona (Jaén), Montoro (Córdoba), Toro (de Castellón), Villatoro (Ávila), Segura del Toro (Cáceres), Caravaca de la Cruz (Murcia), Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)…

Algo sobre la  Literatura de la Tauromaquia

La temática taurina – cabría la expresión “taurológica”- desde los últimos siglos ha tratado los diferentes puntos de vista costumbristas con ella relacionados. Son innumerables las creaciones literarias que han aportado un buen número de países. Tantas que, solo en  la Biblioteca Nacional de España, existen computados tres mil quinientos quince tratados. El hecho de la prodigalidad de la edición taurina es de suma importancia. El número de libros editados como conjunto es un parámetro cultural ciertamente representativo. En el caso de la Tauromaquia muy destacado frente a los de otras manifestaciones artísticas. A continuación se relacionan algunos títulos escogidos entre los aproximadamente cien más conocidos (7)

La literatura clásica

Se citan algunas referencias antológicas de Literatura Taurina desde la Antigüedad hasta nuestros días por solo mostrar algunos ejemplos de la numerosísima relación de obras sobre esta temática.

  • Cartilla en la que se propone las reglas para torear a caballo y practicar este valeroso noble ejercicio, con toda destreza” 1726. Nicolás Rodríguez Noveli
  • Arte del Toreo” de Joseph Daza (1778). “Precisos manejos y progresos del Arte del Toreo” de 1778.
  • Luz da liberal e novel arte de cavalleria, 1790 Marqués de Marialva
  • La Tauromaquia de Pepe Hillo o Arte de torear” (1796),

 

En el Siglo XIX

Tauromaquia de Paquiro” de 1836. “Las corridas de toros. Su origen. Sus progresos”. 1873. F. Sicilia Arenzana “Historia del Toreo y de las principales ganaderías de España”. 1850. G. Bedoya “Filosofía del toreo”. 1842. S. López Peregrín “El espectáculo más nacional”. 1870. Conde de las Navas “Bibliografía de libros y opúsculos sobre toros”. 1831. Díaz Arquer

Como ensayos de interés

Le taureau dans la pensée des Egées. En MinosUgaritic Manual. A. J. van Vindekens “Le culte du toreau, de la Prehistoire aux Corridas espagnoles” 1961. J. R. Conrad

Como libros modernos escogidos

«Les discours de la corrida» e “ Instantes de arena” de Francois Zumbiehl «Philosofie de la Corrida» de Francis Wolf. “Otra historia de la Tauromaquia: toros, derecho y sociedad 1235-1848” B. Badorrey Editado en Inglaterra: Brave Employment  de Walter Johnston

Poesías taurinas

Desde las formas épicas a la elegía las poesías taurinas ocupan una gran parte del poemario castellano. Para una cultura general caben citarse a D. Leandro Fernández Moratín por su poema  “Fiesta de Toros en Madrid”. Célebres son también  los versos de F. García Lorca “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”. Del torero Mario Cabré “Danza  mortal”. De Gerardo Diego el poema: “La suerte o la muerte”. En fin la creaciones poéticas de Rafael Alberti, Reiner María Rilke “La Corrida”. Y para terminar con agrado poético, con el recuerdo de Lorca   – ¡Mejor, ni Pedro Romero toreando las estrellas! – un verso del célebre rejoneador  Juan Pedro Domecq y Diez que nos describe el terrible y sublime  idilio del arte y  la valentía como partes del alma del niño toreo en un   épico campo:

Quiebro en el claro de luna,

Por testigo dos luceros

Al quite, dos capotillos:

El Ángel de los toreros

Y el de los pobres chiquillos

Que no conocen el miedo

  NOTAS: (1) La frase del célebre doctor Mariano José de Letamendi es referida precisamente por su evidente significado formativo en el tratado Taurognosia) (2) Algunos compuestos del metal  hierro(oxidados o no) presentan tonos rojizos (3)Tesis Doctoral. Facultad de Veterinaria. Universidad de Toulouse (Francia) 1982. (4) Cornamenta de una amplitud extraordinaria. Serán millones de años. (5) – (6) La Profesora Beatriz Badorrey  ha publicado extensamente sobre la motivación histórica del antitaurinismo. (7) Una amplia relación de tratados de Tauromaquia de todas las épocas puede encontrarse en el tratado Taurognosia