Más allá de la Física

Paco Ojeda. «Como en los imanes la atracción aumenta intensamente con la proximidad…»
Como los hitos de un nuevo camino:
De la Sociología de las costumbres a la electricidad y al magnetismo, de éste a la Transfiguración y de aquí a la Metafísica*, a la huella de la “Emoción Estética perdurable”.
Los pensamientos aunque diversos pero convergentes sobre la Tauromaquia Elevada, sobre el aura del toreo, de tantas y tan diferentes personalidades célebres por sus extensas culturas, constituyen un amplio conjunto ideológico cuyo nexo de unión, su larvada razón coherente, se debería explicar.
Desde las nociones de Gregorio Marañón como pensador, ensayista y médico a las de Ortega y Gasset como filósofo, o a Cajal como fisiólogo – por solo citar tres casos saltando a toda una pléyade de intelectuales -hasta el estudioso de la Tauromaquia de nuestros días, ha quedado en el aire un interrogante de matiz empático. Un enigmático interrogante, de signo afectivo para la lidia, que bien tuviera que ver con la conductividad entre estas dos superficies en liza: la del cuerpo del animal y la del torero.
Como ilustración
Leyendo el prólogo que Francis Wolff ha dedicado al reciente libro del torero y escritor Lorenzo Garza Gaona “El sueño de un maletilla”, se encuentra el lector con una cuestión clave por anímicamente irregular o extraña: ¿Por qué gusta el toreo a pesar de los fracasos que con demasiada o excesiva frecuencia en la Corrida se presencian?
Entonces, ya desde ésta, surge la siguiente pregunta como teorema: ¿Serviría esta cuestión de señal válida para tratar de explicar, dentro de un planteamiento ciertamente filosófico, el resultado tenazmente emotivo de la lidia para sus tantos admiradores? Inopinadamente parece que es esa extraña benevolencia el arco por el que, sin querer, se estaría cruzando alguna de las puertas que comunican la Tauromaquia con la Metafísica*, la de un paso elevado.
Utilizar la palabra epistemología (1) en un contexto taurino es, en la mayoría de las veces, más que un atrevimiento una temeridad. Sin embargo, por lo interesante del hecho evidenciado por el citado escritor y filósofo francés en el prólogo, estaría sobradamente justificado un planteamiento deductivo especial, epistemológico, para tratar de dar explicación a esa situación emotiva en la que intervienen impresiones de signo bien opuesto con un mismo resultado.
La Física social -. y la Tauromaquia es un sujeto sociológico – ha sido descrita en parte o escasamente por Enry Laborit. Por él se ha entendido que alguno de los fenómenos físicos interviene predominantemente en nuestras impresiones conductuales para lo social. Entonces, ¿cuál es, en el caso del toreo, el causante de la perenne afección?
En un intento por despejar aquella incógnita de la Física, se ha escogido la electricidad como parte del invisible camino de la deducción. Un camino que, si nuevo o inédito para la lidia, no lo ha sido como se sabe para la Biología o en Historia Natural, plantas incluidas. Ya Franz Anton Mesmer, hace tiempo, anunció su teoría sobre el magnetismo como medio de atracción entre los seres. El magnetismo tiene que ver con la electricidad (2).

Fotografía del efecto Kirlian en una hoja
Por asociación con otra idea relacionada:
Otro investigador médico, radiólogo de profesión, junto a su esposa dieron a conocer un fenómeno accidental: una potente descarga eléctrica sobre su mano “impresionó” una placa con destellos en las líneas de su contorno. Era el efecto Kirlian, un reborde iluminado.
Por él se quiso ver que se revelaría – así se interpretó – el aura de la persona recordándose, como acertadas, las aureolas (de santidad) representada en tantas figuras ejemplares del santoral cristiano.
Sin embargo, más tarde se explicó, deshumanizado el efecto Kirlian, que éste no era sino el resultado de un potente arco eléctrico que iluminaba diferentemente según la composición de los espacios en la superficie de casi cualquier materia (3).
El toreo electrizado. Final del recorrido físico
El experimento Kirlian sirve para explicar que también a mínimos voltajes y por el ambiente, ciertas superficies son, con intermitencia, conductoras, y bien podría ser para nuestro caso, que se generara una débil corriente en el circuito que representa la coreografía toro-torero recordando, la posibilidad de este hecho, la intuida trasmisión del poder genésico del roce con el toro (la costumbre ancestral, hasta casi nuestros días, del Toro nupcial (4).
Metafísica*. Como meta, la emoción estética queda
El sutil vapor, el éter de la lidia como agente de Mesmer y Kirlian sería la causa de esa armoniosa conducción que en el circuito del toreo y como efecto final, transfigura al artista, al torero, al sentirse por instantes, fuera de sí mismo en una espontánea interpretación de valor y arte como algo, se diría, sobrenatural o místico. Es esta transfiguración, cuando es trasmitida, la que como huella metafísica*, indeleble, rinde al aficionado fiel a perpetuidad (5).
* Se emplea su acepción restrictiva, la etimológica, como lo siguiente a lo físico.
(1) Tratamiento para el conocimiento
(2) El llamado “sentimiento” de las plantas, desde Aristóteles ha sido tratado extensamente en Taurognosia junto al de los animales como reacción fisiológica
(3) “Impurezas químicas” en o sobre la superficie dan lugar a distintos puentes eléctricos.
(4) El roce con el toro es tratado, su historiografía, como vehículo de virilidad en Taurognosia.
(5) Se ha descrito en el citado tratado, abundando en este criterio, el resultado emotivo de la lidia, al intervenir ciertos factores determinantes, como “La Ecuación Mental de la Corrida”.

Autor del libro Tratado TAUROGNOSIA.
La afición por los toros de Rafael de Lara data de 1953.
Con unos diez años, en el Colegio de los Salesianos de Córdoba, fui compañero de José Maria Montilla el futuro diestro cordobés a quien dedico un espacio biográfico en este libro. Gracias al Maestro y amigo, he disfrutado de la tauromaquia, su honda tradición, de su emotiva belleza se diría de una manera familiar viviendo de cerca sus singulares episodios…
El Dr. de Lara, en paralelo a su afición taurina emprendió su carrera hacia la Universidad de la que fue profesor en Granada. Se doctoró en farmacia cursando además por su vocación intelectual otras diplomaturas que incluso continua en la actualidad con un nuevo doctorado en Ciencias Sociales. En el terreno de la Taurología colaboró en los artículos de la edición de Tauromaquias Integradas de Argumentos de la Tauromaquia. Es autor del libro “La Profesión de Torero. Los Motivos de la Tauromaquia”. Su faceta como investigador es bien conocida no solo en el terreno de las Ciencias, también en el de la propia Tauromaquia.
A él es se deben las creaciones que representa el programa “Tauromatica” como perfeccionamiento de los nuevos útiles para el toreo dotados todos ellos por su racionalidad de la mayor funcionalidad.
Según el autor… “TAUROGNOSIA, como tratado es, sin duda, el resultado de mi afición, de mi preocupación por el futuro de la Fiesta y como no de la importancia de implementar con algunas aportaciones de su contenido, la formación de los jóvenes promesas en las Escuela Taurinas. También de contribuir a la radiación social de la Fiesta y, de reducir ciertas formas enquistadas. Edmund Burke, un gran filósofo británico definió mis propósitos a través de su obra: cuando expresó “Tenemos que conservar en cada generación, lo que es válido y deshacernos de lo que impide su desarrollo futuro”…
Porque como él dice, “La tradición no impide la evolución lógica de la Tauromaquia.”
Esta obra científico – literaria, un auténtico tratado, invita al debate y al entendimiento racional superando tópicos trasnochados, la “disneylandización” de los animales de Ataque y las visiones miopes que tanto preocupan al autor y nos permite examinar con objetividad tanto el pasado como el presente y mirar hacia el futuro de un rito inigualable, de un hecho antropológico dentro de la realidad del contexto actual.
Enrique Martín Arranz
Apoderado, empresario y fundador de la Primera Escuela Taurina Moderna (1976)
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